domingo, 16 de febrero de 2014

Los peligros para la salud de los transgénicos

Cuando hablamos de transgénicos el primer alimento que se nos viene a la mente es la soja, que se importa fundamentalmente del continente americano, de países como Estados Unidos, Argentina y Brasil. Esta soja modificada genéticamente se usa para alimentar al ganado: terneros, cerdos y pollos. Así pues, no es que el jamón o la leche que tomamos sean transgénicos, sino que los alimentos de donde salen son alimentados con pienso transgénico. La soja además es utilizada para hacer lecitina, un emulgente de las grasas que se encuentra en la mayoría de la comida industrial, como bollería, harinas, salsas... El maíz es también conocido por ser un objeto de modificaciones genéticas. Se usa para alimentar animales y para extraer un azúcar utilizado como edulcorante de bebidas gaseosas. Así pues, estamos ingiriendo residuos de transgénicos sin percatarnos de ello.


Y es que los transgénicos son un riesgo conocido para la salud. Al fin y al cabo, ¿por qué se se han creado? Se modifican las semillas para contener pesticidas, y hacerlas así más resistentes a las posibles plagas. O también para absorberlos sin morir. Uno de los ejemplos más famosos es el Roundup que fabrica Monsanto, que es el mayor productor mundial de OMG (organismos modificados genéticamente). Con ello el único beneficio es el económico: obtener más cantidad de alimento abaratando costes. Estos pesticidas no son inocuos para nuestra salud, si no que se relacionan con problemas neurológicos y hormonales, entre otros.
Es dificil relacionar el consumo de transgénicos con un problema de salud en concreto, debido a que los efectos derivados del mismo son observables a largo plazo. Pero están ahí: leucemias, cáncer de próstata, cáncer de mama, esterilidad, descenso en la cantidad y calidad del esperma, enfermedades autoinmunes, alergias...


Y es que el empleo de transgénicos se ha incrementado en los últimos años de una forma increíble. Y lo que es peor: sin que pasen por pruebas que verifiquen su inocuidad. Al fin y al cabo, si los medicamentos pasan por distintas fases de estudio para garantizar la eficacia y ausencia de toxicidad de los mismos, desde los ratones, simios, y hasta llegar a los humanos ¿por qué no hacerlo también con los OMGs? La industria ha admitido que no se ha realizado ningún test sanguíneo de más de tres meses de duración para evaluar como su empleo afecta a los animales. ¿Y por qué los resultados de este estudio se declararon secretos? ¿Por qué la industria y los gobiernos no imponen una normativa que obligue a estudiar los efectos de los transgénicos? Fácil: porque económicamente no interesa.
Durante los últimos 30 años se han puesto en el mercado una gran cantidad de productos químicos y transgénicos sin testar. No hay ningún control, por mucho que queramos creer lo contrario. Hay una falta de transparencia absoluta.


Y la peor parte se la lleva como siempre el consumidor. Cuántos alimentos nos llevaremos a la boca con transgénicos o residuos de los mismos. Y es que en las compañías no están obligadas a poner en los envases de sus productos nada a este respecto.

Y vosotros, ¿qué opináis de los transgénicos?

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